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¿Cura de equino?

Están dadas las condiciones para que se produzcan fugas masivas de reos, lo cual puede suceder en cualquier momento, en cualquiera de los penales del país, por el simple hecho que todos estos centros rebalsan de reclusos.

A pesar del control y cerco militar, se fugan reos por goteo, generan desórdenes masivos, se matan entre ellos, escavan túneles, imponen sus leyes al interior de los centros. Leyes que por arbitrarias conducen a  tragedias como la de Ilobasco. Las extorsiones desde los penales continúan viento en popa.

Entre otras ineficaces medidas, el ministro de seguridad manda a decir a los reclusos que si no se portan bien enviará contra ellos las unidades de mantenimiento del orden, UMO.

La crisis carcelaria viene a agregarse a un cúmulo de crisis de todo tipo que presagian el colapso de la sociedad salvadoreña.

En lo moral, lo social, lo económico, lo político, lo ecológico, etc…, asemeja El Salvador una destartalada nave que hace agua por los cuatro costados.

Desde hace mucho tiempo la depresión anímica es epidemia entre la población salvadoreña de todas las edades, aunque no hay médicos, ni políticos, ni gobernantes que se interesen por este asunto; ocupados como están en utilizar su condición para llevar agua a su propio molino.

La política antidelincuencial del gobierno y la crisis penitenciaria demuestran que el presidente y el partido que lo apoya extraviaron el camino hacia el cumplimiento de sus promesas de campaña.

En condiciones de sobrepoblación reclusa, ¿cómo es posible que opte el flamante binomio gubernamental, por encerrar más delincuentes y no tome medidas lógicas como la construcción de más reclusorios? ¡Pero si los penales no son de hule!

De acuerdo. La represión a la delincuencia debe ser permanente y sin pérdida de tiempo. Pero el compromiso del partido gobernante con el pueblo salvadoreño va más allá de la simple represión de la delincuencia y las pandillas. Este compromiso conlleva el desmontaje de las causas estructurales que provocan consecuencias como pandillas y delincuencia endémica.

En este terreno, el presidente Funes y el fmln prometieron que habría cambio, pero lo que está ocurriendo es la reedición de la política “mano dura” de Paco Flores y Toni Saca, sin ninguna medida que toque las causas estructurales de la problemática. En consecuencia, el único resultado de esta acción punitiva es la sobrepoblación de penados en los reclusorios.

Esto es lo que en política se llama, “perder la perspectiva”.

En otras palabras, el compromiso histórico del partido fmln es, en su parte primera, generar conciencia, a través de demostrar con análisis muy bien fundamentados que la raíz de la delincuencia endémica y el pandillerismo en nuestro país está en que más del 50% de la población salvadoreña se encuentra en el rango que va de pobreza a la pobreza extrema y la marginación.

La segunda parte de ese compromiso es el de, en su condición de partido gobernante, desplegar una clara e inclaudicable lucha a nivel estatal, con el fin de concretar los cambios necesarios en el marco del obsoleto sistema que vivimos; encaminados esos cambios a que las grandes mayorías del país, superen el abismo de miseria y marginalidad en que se encuentran despeñadas.

Pero veamos: ¿cual es la estrategia de la dirigencia efemelenista en cuanto al combate a la pobreza?

¡Ninguna!

La unica clara estrategia a la vista en esa cúpula es convertirse en oligarquía comerciante de combustibles y otros negocios!

En el tema delincuencial y penitenciario, la única diferencia entre la política gubernamental y la de sus antecesores areneros es que el actual gobierno coloca a esta política un adornito llamado prevención, en forma de pelotas de fútbol, piscuchas, trompos, capiruchos y otras ridículas boberías!

¡Señores! En el tema que nos ocupa, la única y válida prevención debe ser una clara gestión política y económica encaminada a la integración de los pobres y marginados al concierto social del país; a la integración de los pobres al pleno goce de sus derechos humanos!

No hablemos de socialismo. El socialismo, está demostrado, no existe. Lo que se ha proclamado como tal sólo han sido variantes de capitalismo. Y la forma más agresiva de esas variantes, como la revolución cubana, por hoy, está descartada, no aparece el mínimo vestigio de bolchevismo en el horizonte.

¡Extraño! ¿No? pues hoy más que nunca sólo una cura de caballo, como un régimen bolchevique, podría poner orden en el caos que es El Salvador.

La madre de todas las crisis está ya desatada, y su mayor peligro es que avanza calladamente: la debacle ecológica global, fase superior del cambio climático. En esta etapa el planeta perderá la capacidad de producir alimentos en cantidades industriales; consecuencia de la estocada mortal que la contaminación industrial ha dado a la biósfera; consecuencia también del agotamiento de los yacimientos de fosfatos en el mundo.

 Los fertilizantes a base de fosfatos, son los responsables de haber incrementado durante toda la segunda mitad del pasado y principios de este siglo, la producción agrícola a los elevados y artificiales niveles que han permitido hasta hoy día, el ilimitado enriquecimiento de los grandes productores internacionales de granos básicos, y el inusitado crecimiento de la población mundial.

Es imprescindible reorganizarnos socialmente; reestructurar el sistema para poder capear la tormenta que se aproxima. Es posible que no todo esté perdido. Hay ciertos vestigios de que algo podría cambiar en El Salvador.

Un par de meses atrás, casi con unanimidad, reconocían dirigentes de los partidos mayoritarios, la necesidad de la promulgación de una ley de partidos políticos. Si se ahonda un poco más en este tema, podríamos llegar a la conclusión que más allá de regular la acción de los partidos políticos, está la necesidad de un replanteo general del sistema como alternativa al desorden político, económico y social que prevalece en nuestro país.

Hasta hoy día, la gestión de los partidos políticos está encaminada a proteger de las múltiples crisis que amenazan a El Salvador, a oligarcas, burócratas, a dirigentes de partido y a dirigentes religiosos. Esta es la razón de la fiebre de aumentos salariales que viven, ante todo, políticos y burócratas. Y es también la razón de las presiones por aumentar el precio al transporte público por parte de la mafia de buseros.

Una reestructuración del sistema que implique la inclusión de los pobres se hace necesaria. De lo contrario la madre de todas las explosiones sociales podría dejarnos sin el plato y sin la sopa.

También ha habido amagos en cuanto a reinstalar cierta mesa tripartita, gobierno, patronal, sindicatos. Muy bien! Avancemos!

En los últimos meses, prominentes miembros del gremio patronal han sugerido que los gremios patronales consideran la posibilidad de aportar más al fisco, a condición que los políticos convenzan a los empresarios en cuanto a cómo y en qué se invertirá una mayor aportación contributiva. Todo esto a sólo un par de años que también, unánimemente, los partidos políticos dieron muestras de máxima audacia al consensuar la necesidad de un plan  de nación.

El Socialismo, está visto, no existe, lo que si existe son sistemas capitalistas con rostros más humanos, como el capitalismo escandinavo y nor europeo. Y existen transitorias curas de caballo como el sistema de bolcheviques y guardias rojos (Rusia, China, Campuchea…), en las que al final de esa etapa que llaman “socialismo real” nos devuelven al capitalismo, con la única diferencia que el capital se encuentra ahora concentrado en manos de los antiguos jerarcas del partido único.

Así las cosas, lo más conveniente para los salvadoreños tendría que ser, comenzar a trabajar concretamente en la mejor manera de reinventar El Salvador, antes de que sea demasiado tarde de modo que nos veamos obligados a recurrir a una cura de equino.

Estanislao López


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