El Salvador. Los unos y los otros. Panorama post comicios

I

Bukele en su laberinto

Hubo mucho revuelo tras las elecciones del 28 F, por el hecho que la coalisión NI-GANA pasa a dominar dos de los tres poderes del Estado. Tal cosa posibilita que en el futuro logre hegemonía además en el poder Judicial, que en teoría debe ser no partidista.

Los organismos financieros sin embargo, no se han sumado a tal alboroto, al contrario, han abierto puertas a Bukele invitándolo a pactar.

Es que estos organismos necesitan estabilidad gubernativa ahí donde inciden para asegurar la recuperación de sus inversiones más intereses.

El enfrentamiento entre los poderes Legislativo y Judicial es fuente de ingoberrnabilidad en El Salvador; por ello estos organismos multilaterales, interpretan que el triunfo de la coalición NI-GANA traerá el equilibrio que ellos requieren.

El Fondo Monetario Internacional es la primera instancia que invita a Bukele a negociar. En la práctica tal negociación significa que el presidente debe implementar las medidas a nivel de las finanzas públicas, que el FMI requiere del gobierno, para garantizar que la deuda del país sea saldada.

Para los países empobrecidos por la corrupción; permanentemente necesitados de liquidez como El Salvador, los organismos multilaterales se han convertido en verdaderos poderes supranacionales. Imponen a los estados severas condiciones en los pactos que celebran con ellos. La tendencia es proporcionar liquidez a cambio de significativas cuotas de soberanía nacional y mínimas cargas impositivas a los inversores de capital (incluso la total excención); en cambio piden mayor carga impositiva a los estratos populares; ajustes fiscales que hacen a los ricos aún más ricos y la pobreza profundice.

Los pasados gobiernos del FMLN ni siquiera intentaron sustraerse de aplicar las políticas neoliberales que les dictaban dichos  organismos multilaterales. ¿Podrá hacerlo el amigo de los EEUU?

Bukele necesita urgentemente lograr acuerdos con el FMI. Es que su gobierno no ha podido escapar del círculo vicioso de siempre: pagar deuda y gastos corrientes con más préstamos; además su política de recuperar grandes volúmenes de impuestos evadidos por la clase empresarial, no encuentra eco en la Fiscalía; y porque cumplir su promesa que “el desarrollo llegará a todos” necesita de grandes inversiones  en el terreno social que bien podrían copar la capacidad recaudatoria del Estado.

Los organismos financieros pues, no se incomodan porque la alianza NI-GANA, domine Ejecutivo y Parlamento, más bien parece satisfacerles.

Eso sí. EEUU ve con preocupación que Bukele muestra tomarse en serio aquello de que la Fuerza Armada es obediente al presidente de la república (Asamblea L, 9 F 2020). Ante esta tendencia la embajada estadounidense ha acudido prontamente a poner los puntos sobre las íes.

Brendan O’Brien, Encargado de Negocios de la Embajada de EE. UU en El Salvador se reunió directamente con el ministro de defensa salvadoreño, probablemente para recordar a Francis Merino Monroy que en última instancia el máximo jefe de la Fuerza Armada y Policía del país, es el jefe del Comando Sur de los Estados Unidos.

Bukele pues, se enfrenta a que no bastaría con el control del parlamento para impulsar un hasta hoy, aunque tachonado de megaobras, nebuloso plan de gobierno.

Se trata que los organismos financieros por su parte, también se toman en serio, el objetivo de crear un orden regional y mundial, a la medida de los intereses del gran capital internacional. Intereses que jamás han coincidido con las necesidades de las grandes mayorías; todo lo contrario, se han mostrado invariablemente contrapuestos a que los pueblos del mundo alcancen un más que merecido estado de bienestar.

Es precisamente la desigualdad social, lo que propicia que los grandes capitales en manos de pocos oligarcas, aumentan su volumen como un fin en si mismo, carentes de toda sensibilidad; de responsabilidad social y fiscal.

Las expectativas pues, despertadas en el pueblo por las promesas de “bienestar general” por parte del gobierno, sumadas a los obstáculos que le interpone el Poder Judicial; más las condiciones que imponen los organismos financieros; la resistencia empresarial a pagar impuestos; las señales estadounidenses sobre quién es el que verdaderamente manda en este país… Todo ésto coloca a Bukele en el centro de un intrincado laberinto del que únicamente se encuentra una dudosa salida, similar o parecida a la escogida por Venezuela y Nicaragua (en el mejor de los casos Bolivia). Otra alternativa es dar marcha atrás a sus promesas; dejar al pueblo silbando en la loma y rendirse a las condicionantes de los organismos financieros y EEUU.

II

Los otros piden peras a los olmos que sembraron

Entre aquellos que aún vierten ceniza sobre sus cabezas entre lloros lastimeros, reacios a aceptar lo que ha ocurrido, se encuentran quienes han olvidado demasiado pronto su inmediato pasado. Sin embargo en la memoria del pueblo llano aún persisten, por ejemplo, las palabras de aquella excomandante, que regodeada en su mullido curul legislativo, con la tranquilidad que le daba su oneroso salario de diputada y hoy de asesora; en alusión a los excombatientes y lisiados que exigían derechos legítimos y el gobierno Cerén incumplía; dijo: “… Ya parecen clicas extorsionistas! … Quieren extorsionarnos! … ¡Que vayan a buscar trabajo! … ”

Tampoco olvidan los electores, a aquél otro excomandante, que culpando a los empleados públicos de la derrota electoral  de 2018,  dijo:  “… Estos hijos de puta no tienen por qué estar en los cargos de gobierno, hay que echarlos a la mierda inmediatamente! ¡Hay que sacarlos a patadas! ¡A pedradas hay que sacarlos! …”

… Nadie de sus compañeros se atrevió a poner en duda el desdichado exabrupto; mucho menos exigir retractación al poderoso excomandante. En consecuencia ese discurso de odio pasó a la historia como una política unánime de cúpula de partido…

… Quien sabe sabe si algún día entenderán, éstos otros, las garrafales falencias en que incurrieron. Pero el pueblo lo sabe: pretendían cosechar peras, cuando era evidente que venían sembrando olmos a lo largo y ancho de su errático camino.

Juan Aguilar