Arkiv för augusti, 2013

25
Aug
13

Dura es la ley

A las siete y media de la mañana, habitual, sobre inmaculada mantelería, la numerosa servidumbre tenía todo a punto para el desayuno.

Ocho variedades de café; selección de té o infusión; chocolate caliente; zumo de frutas frescas (naranja, pomelo, piña); una botella de cava añejo; cesta de bollería; huevos fritos, hervidos y pochados (con guarnición); embutidos y jamón ibéricos con pan de cristal al tomate; salmón ahumado; surtido de bocadillos. Tortilla de patata y cebolla, jamón dulce; queso de temporada con pan de pagés y membrillo; cuatro variedades de yogurt; seis variedades de frutas frescas; cuatro variedades de cereales…
Todo, ecológiamente producido.

Pareciera que la abundancia, variedad y valor monetario de lo dispuesto, esperaba a todo un contingente de comensales. Sin embargo, únicamente dos se sentaron a los extremos de la mesa.
Ébano africano finamente labrado con motivos góticos. Trecientos años de antigüedad.

Concluída la lectura matutina, dobló cuidadosamente el periódico de la mañana, el Jefe de Estado, lo colocó a un lado a la vez que exhalaba, echando un vistazo a lo servido, un hondo suspiro: –la ley es dura pero es la ley! –dijo.

Sobre el borde de la taza de que sorbía se elevaron las pupilas de su esposa para observar el semblante de aquél hombre que nunca dejaba de sorprenderla.
¿Se estaba refiriendo su marido al secretario del partido en el gobierno? ¿Se refería al jefe de la generalitat, sospechoso de lo mismo que se imputaba a ese secretario? … A ¿Sanchís?…, ¿Lapuerta?…. A lo mejor sugería de esa forma a su propio yerno, aunque la millonaria defraudación que se imputaba a éste, es nimiedad comparado a lo incriminado a otros altos funcionarios…. ¨
En el peor de los casos, mediante esa exclamación suspirada, podría estar refiréndose a él mismo, por confiar más en la banca suiza que en la doméstica…

–¡Dios mío!… Mucho más grave y peor sería, en realidad, que se estuviese refiriendo al jefe de gobierno, al verdadero capitán de esta nave en que vamos todos! El pobre! Cada gesto, cada palabra, cada aclaración le enreda más en su propia telaraña.

La noticia que había hecho suspirar de ese modo al monarca, por fortuna, se colocaba en las antípodas de los temores de la reina. Estaba ilustrado el texto por una fotografía en la que una llorosa mujer abraza maternal y protectora a su pequeño hijo de cinco años de edad.

El talabartero
Lo de su afinidad por el sistema monárquico, a Andreu Barrantes le venía por los genes. Su abuelo había sido condecorado en la guerra del Africa; su padre había sido guardia civil durante la dictadura. Su madre se hizo vieja formando parte del servicio doméstico en la mansión del ministro preferido del dictador.
No se enriquecía, pero su pequeño taller de talabartería había encontrado nicho. El perfecto equilibrio entre oferta y demanda. Tal, le prometía sobrevivir por larga que fuese la crisis, aunque con modestia.

El mismo día que visitaba al rey un agente ruso de turismo, abordó al talabartero un agente inmobiliario. Nadie se enteró de esa coincidencia. Ni siquiera el mismo artesano del cuero.
El soberano había solicitado la entrevista; Barrantes por el contrario, únicamente por pura cortesía se vió forzado a prestar oídos al intruso.

Si el embaucador rebosa de ameneidad y carisma, se vuelve sumamente eficaz. Este era el caso. Largos minutos de entretenida conversación lograron embriagar de fantasía la austera mentalidad que había decidido evitar riesgos enmedio de la tormenta.
–La crisis es la ruina para los miopes, pero gran oportunidad para los visionarios –concluyó el inmobiliario.

Tales palabras provocaron el efecto deseado acaso con demasiada exactitud.

Cambiando Barrantes radicalmente de actitud, decidió ahí mismo hipotecar taller y vivienda por la suma que le permitiría adquirir nuevo local en la zona céntrica de la ciudad y le concedería duplicar el personal. ¿Clientela? –Lo fundamental es producir; lo demás viene por añadidura –remachó el agente bancario. El contrato se firmó pocos días después en la sede financiera.

Por distinto derrotero llevó al Jefe de Estado el agente ruso. Lo condujo hasta los bosques helados de Vologda. Objetivo: cinegética de alto riesgo; su deporte favorito.

Regresó de la montería precisamente cuando la crisis arreciaba. El retorno no estuvo exento de polémica. Ciertos fisgones envidiosos le acusaban de cobardía: el oso pardo (la pieza a cobrar), hubo de ser sedado para que su cazador recuperara el suficiente coraje de endilgar la escopeta y disparar.

El infundio fue debidamente aclarado por el secretario de prensa. La sustancia previamente inyectada al plantígrado, tendría que haber obrado similar efecto al de las banderillas clavadas en el lomo del toro al inicio de la corrida: la exacerbación de la fiereza animal. Fue por alguna desconocida razón que el preparado actuó con efecto somnífero.

Fuentes fidedignas proponen que el estrés moral provocado por esos maliciosos comentarios, empujó al soberano a decretar sustancial aumento de salario estrictamente en su favor. Esta decisión tampoco estuvo excenta de suspicacias espetadas por boca de animosas felonías.

Sin embargo. Que económicamente no sea posible un incremento salarial generalizado, a causa de la crisis, tampoco es óbice a que tal medida sea capaz de eliminar las aprensiones de algún eventual favorecido.

El acontecer coincidió en el tiempo, aunque no en el espacio, con otro hecho no muy feliz y a lo mejor, fortuito: Instalado en su nuevo local, los números rojos comenzaron a invadir la contabilidad de Andreu Barrantes. Encargos y ventas se mostraban estancados. Algo había fallado. Algo que sólamente y a posteriori, algún filósofo de la economía podría descubrir.

Semejante al árbol respecto del bosque, tales circunstancias forman parte de un contexto mucho mayor, aunque no por ello visible o comprensible al ojo o al entendimiento.

El gobierno bien hubiese podido optar por la solución islandesa. La vía de penalizar el fraude bancario: en lugar de utilizar el dinero público para salvar a los banqueros.

Se impuso la alternativa Wall Street: rescate de las financieras con el dinero de los contribuyentes; el favor recibido fue respondido hundiendo las hipotecas de los cotizantes de menor capacidad adquisitiva.

Soltadas las aves de rapiña; millones y millones de cotizantes resultaron embargados.

El pálpito vital del sistema es uno solo: la concentración de la plusvalía; son las formas de llevarlo a cabo las infinitas.
“¡Necios!” “Habéis intentado vivir más allá de vuestras posibilidades”. “¡Ingenuos! ¡Incapaces de entender que la economía es matemáticas; que ésta es la ciencia del buen cálculo y la exactitud!… ¡Enmendaos!… ¡Aprended la lección o perded toda esperanza!”

Situaban ahora las vicisitudes a Andreu Barrantes años luz de alguna relación con el personal de servicio del palacio real, pero no podía abandonar el espontáneo reflejo de buscar enterarse de todo lo que ahí sucedía. Igual que su abuelo había en él arraigado el convencimiento que únicamente la autoridad del rey era capaz de contener aquel pueblo tendiente al desenfreno en las celebraciones, al desorden en las calles, y a la tolerancia de la corrupción de los políticos. Agregaban esos súbditos a los sinónimos de la política, el desfalco de las arcas del Estado.
Abrió el sobre que le remitía el banco. No sin indignación se dió por enterado: los atrasos en que incurría estaban a multiplicar por dos la deuda contraída.

Pasaba frente al quiosco. Leyó de reojo el titular “Jefe de Estado viaja al Africa”. Se abstuvo de comprar el ejemplar; era cuestión de evitar hasta el mínimo gasto innecesario.
El regreso del monarca se tornó memorable. Fue el mismo día que la deuda obligó a Barrantes despedir a sus empleados. Quedó solo al mando de una nave al garete.

Los corrosivos chismes de la prensa alrededor del safari real, aportaron a que la coyuntura se volviera inolvidable.
En la fotografía oficial se le veía ufano, escopeta en ristre delante de un gigantesco paquidermo abatido.

Según cálculos doblaba en edad al soberano, el animal. Largos años le obligaban a caminar con parsimonía; tomaba reposadamente con la trompa, lo que le ofrecieran los turistas en la palma de la mano. No obstante, para evitar algún desagradable percance, antes del disparo fatal le fueron atadas las patas traseras con una gruesa cadena de acero.

Tampoco olvidó Barrantes la exacta fecha que cayó en suspensión de pagos. Fue el mismo día que la alcaldesa de la ciudad y su hijo ocuparon protagonismo en los titulares. Colocaban la carreta adelante de los bueyes: instalaban primero sus negocios y a posteriori gestionaban los permisos legales. La razón era de fondo. La máxima jefatura comunal es la encargada, por ley, de ordenar el cierre de comercios en condición de ilegalidad e imponer la multa correspondiente.

Lourdes Bedoya refiere que respetaba el aislamiento que buscaba su marido en situaciones apuradas, porque era en una suerte de meditación que él encontraba siempre, la mejor de las alternativas.

Nunca imaginó que la soledad que buscó esta vez, inmediatamente despúes del riguroso embargo que les dejó en la calle, le llevara a cometer suicidio.

Tampoco se le cruzó jamás por la cabeza, la existencia de dos leyes que resultaron para ella, atroces. La que le niega la posibilidad de cobrar pensión de viudedad y orfandad, debido a las circunstancias de la muerte de su marido. Y la ley que permite a Hacienda Pública, comenzar a cobrar inmediatamente al pequeño Rodrigo Barrantes (cinco años de edad), la parte de la deuda que no alcanzó a cubrir el valor total de los bienes incautados a su padre: diecisiete mil euros.

La información fue captada por el matutino que prefiere leer el rey, cada día, mientras toma el desayuno.

Lobo Pardo

17
Aug
13

Plutocracia versus Democracia. La gran batalla

Flota en el ambiente la reciente reflexión de Noan Chomsky en cuanto a que Estados Unidos no es una democracia, sino una plutocracia (gobierno de los ricos), puesto que la real posibilidad del ciudadano estadounidense de tener alguna influencia en las decisiones gubernamentales, depende de cuan cercano, socialmente hablando, se sitúa, respecto de las élites económicas, que son las que tocan el son al que bailan Estado y gobierno de ese país.

Permítasenos entonces afirmar que en los países que se rigen por el modelo noramericano, como El Salvador, tampoco interesa a la clase política, ni brega ésta por la democracia, sino por perpetuar la plutocracia como forma de Estado y gobierno.
De este modo podríamos obtener una medianamente satisfactoria respuesta a el porqué las nuevas generaciones de políticos en El Salvador, desde la mal llamada izquierda hasta los neófitos de la derecha más recalcitrante pretenden utilizar la política para enriquecerse.

Se trata de otra dimensión de la oligarquica teoría del rebalse: “… permite que yo me enriquezca, que cuando sea yo rico, bregaré por una política que te favorezca…”
Es otra forma de enunciar la tesis villalobiana que “sin dinero no se puede hacer política”. En otras palabras, según Villalobos, la política pertenece al mundo de los ricos; es decir, un pobre no debería siquiera intentarlo. ¡Nada más reaccinario y contrarevolucionario!

La diferencia entre el ex comandante Atilio y la cúpula efemelenista se reduce entonces a que, mientras Joaquín Villalobos se quedó a teorizar acerca de lo que traían entre manos los máximos comandantes durante todo el proceso de la lucha revolucionaria, al final de ésta, la cúpula lo llevó a la práctica concreta. Son éstos, pues, en consecuencia, los que ahora entran con pie derecho, con auténticas credenciales y pleno derecho, aunque con dudosa moralidad, al terreno de la política en El Salvador.

Este entuerto, sin embargo conlleva una enorme contradicción, que es a la vez presagio de inevitable confrontación social al interior del “Pulgarcito” de Gabriela Mistral.

Y es que en tanto en Estados Unidos, a excepción de Noan Chomsky, nadie reclama democracia en lugar de plutocracia; en El Salvador sí, importantes sectores de la sociedad civil, hartos de gobiernos de ricos, reclaman una auténtica juego democrático para el país.
Se crea de este modo el marco de confrontación entre los nuevos ricos de la política que pugnan por la continuidad de la plutocracia, y la Sala de lo Constitucional de la Corte suprema de Justicia que ha tomado partido por el imperio de la democracia en El Salvador.

Esos nuevos ricos optan por, en lugar de adecentar y democratizar la vida política del país, agregarse al tradicional estilo plutocrático de asaltar las instituciones estatales a fin de convertirlas en feudos privados a su servicio, y convertir a los funcionarios en simples títeres bajo su comando. Tal es el drama desatado en el intento de someter bajo su férula a la Corte Suprema de Justicia.

Cierto, el máximo tribunal de justicia en nuestro país, como el resto de instituciones del Estado, tradicionalmente ha jugado el papel de posesión al exlusivo servicio de los oligarcas en el poder. Y sin embargo, harta la sociedad civil de tal nefanda tradición, esperaba hoy día algo distinto por parte de los nuevos ricos de la política.
En el último capítulo de éste culebrón, la última jugada de los neoplutócratas, hay que reconocerlo, ha sido genial. Han ganado a su favor la voluntad de la Cámara de lo Contencioso Administrativo de la CSJ, a fin de que emita resoluciones que anulen las emitidas a favor de la democratización del país, por la Sala de lo Constitucional.

Estamos ante un fenómeno de escasos precedentes en el ámbito judicial latinoamericano.
Semejante confrontación de dos cámaras de la misma categoría en el ámbito del máximo tribunal de la república, no tiene otra consecuencia que la parálisis del sistema judicial a su más alto nivel.

¿Consecuencias?
Un río revuelto en que los mayores gananciosos son los delincuentes de toda laya, desde los de cuello blanco que roban de las arcas del Estado, hasta los que arman tremendas balaceras al interior de los buses y matan salvadoreños por negarles una cora.
Así las cosas, no es casual que en el marco de la actual coyuntura, la violencia pandillera en contra de la sociedad civil haya recrudecido hasta alcanzar los niveles de antes de la famosa “tregua”.

Insisto: necesitamos, la sociedad civil, al margen de la clase política, abrir la discusión acerca de un auténtico plan de nación y comenzar así, la andadura hacia el país que queremos los que somos salvadoreños pobres pero honrados!…

… Pone de este modo la historia en nuestras manos, la tarea de impregnar de contenido a aquella grande y premonitoria frase del Ché Guevara….:

“…. Esta gran humanidad ha dicho ¡basta! y ha echado a andar…. Y su marcha de gigante ya no se detendrá…!

Matla Xochitl

13
Aug
13

Veteranos en lucha. Consecuencia revolucionaria

Hoy día, “Izquierda”, en El Salvador, se ha vuelto un término confuso y hasta alienador. Se le considera sinónimo de color rojo, de revolucionario, de socialismo; en fin…
En este tenor, basta vestir camisa o colocarse una cachucha roja sobre la cabeza, para reclamar la condición de revolucionario y socialista.

La verdad de las cosas es que, dicho término se ha vuelto un cascarón vacío y para no caer en confusiones talvez sea necesario crear uno nuevo para identificar al revolucionario que anda el camino señalado por Ernesto Guevara, el Ché: Mientras haya un sólo explotado y oprimido; un tan solo marginado en el mundo, debe haber lucha revolucionaria.

El hecho está en que la razón de la izquierda es ser antisistema; de modo que cuando ésta se asimiló a él, se desnaturalizó; se volvió el vacuo cascarón que ya dijimos.

El término “izquierda”, comenzó su andadura en la revolución francesa para identificar a los absolutamente opositores al poder del rey, liderados por Maximiliano de Roberspier.
En el contexto nuestro el rey son los grandes capitalistas que en su ilimitado afán de enriquecimiento envenenaron la tierra, los ríos, el aire, el mar, y nos obligan a vivir en el miserable abismo en que vivimos.

Es a estos grandes capitalistas que se agregan alegremente los ex comandantes que un día convencieron, o reclutaron y obligaron a los hoy mutilados y traumatizados ex guerrilleros, a la guerra; los mismos contra los que lanzan hoy la policía antimotines.

Fueron los luchadores que se acogieron a la ideología marxista que llama a destruír las viejas e injustas estructuras del sistema para construir sobre sus ruinas un nuevo orden de justicia e igualdad; los insurrectos que optaron por la vía leninista hacia la toma del poder, quienes dieron al término, izquierda, su carácter revolucionario y socialista que lo caracterizó a lo largo del siglo XX.
Fue a este entender de la izquierda que se acogieron los dirigentes de las cinco organizaciones que conformaron el FMLN en El Salvador. No había entre ellas, tendencia alguna que no se dijera marxista-leninista. En este contexto, incluso había quienes pretendían demostrar su fidelidad al ideario de Marx y Lenin, autoproclamándose encarnación de la tendencia correcta, pura y consecuente, en comparación a las otras cuatro.

Juraron las cinco dirigencias mantenerse en pie de lucha, inclaudicables, hasta el último hálito de vida rebeldes al sistema, en tanto éste no cayera hecho pedazos y se diera feliz término, en nuestro país, a la construcción del socialismo.

Y sobre éste juramento se lanzaron en pos del apoyo del pueblo humilde enarbolando la consigna de “Pueblo Únete”. En algunos lugares el pueblo se unió voluntariamente; en otros tuvo que ser unido a la fuerza. De este modo se emprendió el largo y cruento devenir de la guerra revolucionaria, a cuya cabeza marchaban aquellos que juraron pureza, consecuencia y fidelidad a los principios marxista-leninistas, hasta las últimas consecuencias. Es decir, hasta entregar la vida misma en el empeño.

El derrumbe de la URSS y el llamado de Den Xiaoping a los antiguos revolucionarios chinos, incitándolos a enriquecerse, nos colocaron ante la dura realidad que el socialismo seguía pertenenciendo al mundo de las utopías; y sin embargo tales acontecimientos no lograron desvirtuar los colosales fundamentos sobre los cuales se erige el revolucionario sistema científico y filosófico creado por Carlos Marx.
En otras palabras, a pesar de la mal lograda URSS y del cambio de rumbo del PC chino, para los auténticos revolucionarios marxistas del mundo entero, la lucha en contra de las viejas estructuras debe seguir adelante.

Es aquí donde se hace necesario poner los puntos sobre las íes en cuanto al camino seguido por aquellos dirigentes salvadoreños que llamaron al pueblo a entregar la vida misma por la revolución y el socialismo, fundamentados en el juramento que ellos mismos hicieron por voluntad propia, sin que nadie se los pidiera u obligara (ellos sí, pidieron u obligaron al pueblo pobre a que jurara). Ese pueblo juró, y a diferencia de aquellos, cumplió, y no tiene otra alternativa que seguir cumpliendo hasta el final. He allí a los veteranos de guerra en pie de lucha, sacrificando sus vidas; abonando con su sangre la continuidad de la lucha…!!!

La verdad es que aparte de los que se encuentran integrados al juego político y al engranaje macro económico del sistema, gran parte de esos dirigentes medra discretamente, como los topos, bajo tierra, entre las sombras, renegados totalmente a su propio juramento. Únicamente salen a la luz, cuando los hombres de prensa se ven en la necesidad de entrevistarlos.

Refiriéndonos a los que no escogieron una vida de topos, reparemos que, en su más reciente artículo de opinión, “Poderoso caballero es don dinero”, Joaquín Villalobos adopta una posición conciliadora con lo actuado por la dirigencia efemelenista post Acuerdos de Paz, con la cual se encontraba políticamente e ideológicamente distanciado desde los años 90 del siglo pasado.

Entre otras cosas, da a entender, Villalobos, positivo para el país, que esa dirigencia emerja como poder económico, sobre la base de varios criterios.
En democracia, afirma, no se puede hacer política sin dinero. Una cosa, escribe, es representar a los pobres, y otra conformar un partido de pobres.

Para el ex comandante, la nueva condición y posición de la dirigencia del partido fmln en el contexto social, y en general, el surgimiento de nuevos ricos en El Salvador, es parte de un fenómeno que él llama “dispersión del poder económico” lo cual, opina, es favorable a la Democracia, a la reconstrucción del país, y por tanto, necesario beneficiar.

Es como si habiendo optado por ramales diferentes, la dirigencia efemelenista y él, en una encrucijada de caminos, cae en la cuenta Villalobos, que dos décadas después, esos ramales distintos que un día los separaron, los llevan de nuevo a coincidir. En efecto, está en lo correcto.
Ambas partes, Villalobos y la susodicha dirigencia se sitúan hoy día en la común posición de actores principales en el marco del caos social y económico, explotador y opresivo, que propicia el capitalismo en nuestro país.

Lo cierto es que entre lo actuado por la dirigencia efemelenista desde los Acuerdos de Paz hasta la fecha, y lo afirmado por Joaquín Villalobos en su artículo de opinión, hay mucha, pero muchísima tela que cortar.

En ésto, hay cosas que nos llaman poderosamente la atención.
Una cosa es ser capitalista, y otra es la vía por la que se llega a la condición de capitalista. Esto toca el asunto de la moralidad o nó de la vía seguida. La distancia que hay entre la consecuencia revolucionaria y la demagogia; la estafa ideológico-política en perjuicio del pueblo pobre y humilde.
¿Es moralmente revolucionario utilizar la lucha popular como vía de acumulación de capital?
No es que estemos en contra de que el partido fmln favorezca la iniciativa empresarial; lo que cuestionamos desde estas líneas es qué tipo de relación establece la dirigencia de ese partido con las empresas creadas. ¿Es una relación de propiedad? ¿Qué tipo de propiedad? ¿Devengan salario de funcionarios políticos y ejecutivos empresariales a la vez? ¿A cuánto ascienden los salarios de funcionarios empresariales que se pagan en esas empresas?…
… He aquí el quid de la cuestión! Recordemos que del capital inicial de tales empresas formaron parte fondos municipales.

Está visto que la victoria del capitalismo con que se han saldado los grandes combates librados a lo largo del siglo XX; el inenarrable drama de la reconversión de antiguos dirigentes revolucionarios en nuevos oligarcas, sobre la base de apropiarse del dinero público y los recursos del Estado, no significa en modo alguno el fin de la historia, ni el fin de la guerra. Ese desgarrador drama cuyo protagonista es el ser humano, ha sido únicamente el primer gran combate hacia la utopía del socialismo…

La lucha sigue…!!! Debe de seguir…!!!… El pueblo pobre y humilde no tiene derecho a perder la esparanza…!!!

Un amigo ajeno a esta mesa de redacción, ha tenido acceso al primer manuscrito de este comentario y me advierte: “Estás criticando a gentes muy poderosas” me dice “gentes que han desarrollado decisiva influencia sobre el mercado laboral. Tienen toda la capacidad de bloquearte e impedir la oportunidad de que te ganes el pan”.
“Tenés razón; pero es que estamos en un callejón sin salida”, le contesto; “por no criticar a los dirigentes sucede lo que sucedió en la antigua Unión Soviética. Una vergüenza histórica en desfavor de los hombres y mujeres que luchan honradamente”

Froilán Sánchez

12
Aug
13

Colapso

Esa mañana de febrero, se dejó oír gran estruendo en un amplio perímetro de la ciudad. Había colapsado el subsuelo en amplio sector de un vecindario del lado oeste, y un grupo de casas desapareció, con enseres y habitantes, en un profundo cráter que se formó de repente.

Años enteros llevaron a cabo los vecinos infructuosa gestión, ante la alcaldía, las autoridades sanitarias, ante el ministerio de obras públicas y gobernación… Sólo al presidente de la república les faltó recurrir para que el constante escape de aguas hediondas que sucedía en la calle principal fuese reparado; y sin embargo, ninguna instancia administrativa respondió a los requerimientos del vecindario. Ahora las autoridades a todos los niveles se mostraban conmovidas ante las cámaras de la prensa y la televisión, pero ya demasiado tarde…

La situación político social no difiere gran cosa de los países vecinos: de cada cien asesinatos y homicidios a cargo de todo tipo de delincuencia que se dan en poco más de una semana, apenas dos son investigados suficientemente por el cuerpo policial, y uno de ellos alcanza las instancias judiciales. Un alto porcentaje de los miembros del cuerpo policial, en solitario o como parte del crimen organizado, delinquen con sus armas y medios de reglamento. Con frecuencia los mismos funcionarios públicos, desfalcan, estafan o roban los dineros y recursos del Estado; algunos de éstos son sometidos a procesos judiciales, pero ninguno pasa a la condición de convicto. El flujo de armas y municiones con que se delinque y asesina en gran escala es legalmente promovido y protegido por funcionarios de alto nivel. El poder judicial, teóricamente, referente moral de la nación, es incapaz de presentar convincentes descargos ante señalamientos de corrupción y favoritismo, hechos por observadores extranjeros.

La noticia del colapso sucedido en el barrio, fue rápidamente opacado por la cobertura de una vorágine de acontecimientos que se dieron esa misma semana: tres funcionarios políticos fueron asesinados y calcinados en su automóvil por una banda de sicarios que a la vez son policías, uno de ellos ofical de rango medio. Los hechores fueron capturados y en la cárcel, a la vez, otro grupo de sicarios, con suficiente influencia para moverse a voluntad al interior de los recintos carcelarios, les asesina a ellos. En pocos días se suceden varios asesinatos más que por sus características parecen tener relación entre sí, pero la policía se muestra incapaz de encontrar una sola pista. No son los únicos asesinatos y sucesos de violencia que se dan, pero son los únicos que alcanzan cobertura noticiosa. Hay un alto número de funcionarios estatales, que aparecen ante la opinión pública, como moralmente incapaces de tomar distancia de esos hechos y manejar en buena forma sus obligaciones…

A la semana siguiente, que ”el Estado había colapsado”, repetía con insistencia el editorialista del radio noticiero de las cinco de la mañana, y que no provenia de él –aclaraba-, ese criterio, sino de el alto comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos en el país, aunque el comisionado había utilizado la expresión ”Estado fallido”, pero según el editorialista, era lo mismo.

Antes de salir a repartir periódicos, Natanael Karkaj escuchaba atentamente el noticiero, mientras bebía su desayuno: atol de maíz aderezado con frijoles y chile.

Interesado desde pequeño por la política, Karkaj sin embargo se vio traicionado por la triple desventaja de ser indio, pobre, y tener dificultad de aprendizaje, herencia de la severa desnutrición que padeció desde su temprana infancia. Esto le condicionó siempre a que lo más cerca que podía mantenerse de la política era vendiendo periódicos, y así lo hacía, pues aprovechaba de esta manera, y sintonizando su radio de transistores, para mantenerse al corriente de los sucesos, y formarse su propia opinión.

-Ahora que la totalidad del Estado está colapsado –razonó Karkaj- la situación debería ser más catastrófica, de que cuando colapsó el vecindario del barrio, pero yo lo veo todo igual…, quizás sea porque cuando se llega al colapso, es igual que como dicen, se llega a la muerte, y el que se muere no se da cuenta que está muerto, sino que sigue viviendo como si nada; o también puede ser que me esté pasando como le pasa al pez, que como siempre ha vivido en el agua, llega a ignorar el medio en que vive; en otras palabras, nosotros, como siempre hemos vivido de esta manera, seguimos viendo todo igual, aún cuando la ONU, un buen día decide que hemos llegado al colapso.

Lobo Pardo

03
Aug
13

Cirugía de trasplante

Asombrosamente este relato de ficción da muestras de grandes coincidencias con el caso de la neoyorquina Colleen Burns, cuyo suicidio ocurrió en 2011, meses después de lo acontecido, dejando en la horfandad tres hijos menores de edad.
****
Poco antes de las trece horas, sobre la mesa de noche de la habitación 14 sonó el teléfono celular de Joseph Linsayd. Semidormía la siesta, de través a la cama y con los zapatos puestos, aguardando se le despertara el apetito. Tomó el aparato. Examinó la pantalla; la veía borrosa. Se frotó ambos ojos con el dorso de las manos. Mejoró la visión. Había un msn. Lo abrió. El remitente era conocido; el mensaje escueto: “AS”.

Se dirigió entonces a la habitación contigua, llamó con los nudillos. Se abrió la puerta. Linsayd no entró. Se limitó a mostrar la pantalla del celular. –Mira! –dijo en voz baja– tenemos “AS”. ¡Apresúrate!

Empacaron sus cosas. Discretamente y sin almorzar abandonaron el hotel. Habían pagado dos días adelantados.
Cruzaron la calle, ingresaron a las instalaciones del aeropuerto; se dirigieron al angar MN202, abordaron el jet privado matrícula FL-2000A. Eran ellos su tripulación. Al interior del jet había instalado una especie de laboratorio clínico. Parte del equipo era una serie de pequeñas neveras portátiles.
Se sentaron ante los controles. Lynsayd, el piloto, reportó a la torre de control y solicitó permiso de despegue.

Antes de un minuto les fue concedida la pista XLC-05. Rodó sobre ella el jet y en cuestión de minutos se perdía de vista entre las grises nubes de Nueva York y el horizonte de Manhatan.

Es comprensible que hayan ciertas dotaciones y aeronaves de absoluta confianza que escapen a la rigurosidad del sistema de controles que quedó establecido desde el 11 de septiembre. Entre pequeñas, medianas y grandes, circulan ahí miles de unidades diariamente. Es imposible un control al 100%.

La nave enfiló hacia el mar. Al cabo de cierto tiempo Joseph Linsayd reportó salida del espacio aéreo estadounidense. Acto seguido viró hacia el sur, dio una suerte de enorme vuelta en “U” y se dirigió a la Florida. La expectativa era que quedara registrado su reingreso a territorio estadounidense, como un vuelo proveniente del Caribe.

En bolsa
No son pocos los profanos que creen ubicar determinados indicadores en el vasto complejo de pantallas de ciertas bolsas de valores que solo círculos de corredores iniciados, dicen, son capaces de identificar. Su curso, aseguran, se expresa en símbolos, claves y códigos criptográficos que únicamente esos adeptos con capaces de leer. Esto es así, suponen, porque en los rubros correspondientes no se permite la libre inversión.

Suspicaces observadores presumen que esos indicadores reflejan el movimiento de poderosos motores de la economía mundial.

Se especula que únicamente el 0.005 % de los corredores que actúan en esas bolsas, acceden por medio de aquella criptografía, al precio del kilo de heroina cruda en Afganistán, y del gramo de heroina refinada en las principales capitales del mundo. O al precio del tipo de armas de última generación que se permite lleguen a manos civiles, mafiosos o rebeldes con suficiente poder adquisitivo.

La telefonía móvil es el eslabón perfecto para enlazar, cotización a pie de mercado, intermediarios y consumidores. Tampoco son heroína y armas los únicos géneros que representan tales indicadores bursátiles

En el hospital
El largo pasillo del hospital le parecía cada vez más largo al Dr James Stanley. Sintió vibrar su BlackBerry en el bolsillo. Abrió el mensaje que le enviaban: “All pack (ORH-) 3×10 [6]”.

Detuvo en seco sus pasos el joven cirujano para retransmitir el mismo mensaje a sus colegas Carin Miller y Richard Thitcher. Agregó a los mismos destinatarios otro mensaje más, de su parte: “Quirófano TS4 12:00M”. Eran las diez de la mañana.
La doctora Miller contactó a la vez al anestesiólogo Mastersson y a la enfermera Lovinski. Proporcionó indicativo –Número 8 –dijo. Mencionó además el mismo quirófano y la misma hora.

Volvió a manipular su BlackBerry, Stanley. Llamó a la subjefa del departamento de cirugía: –haz el favor de liberar a los cirujanos Miller y Thitcher. Tomaremos almuerzo a las 11:00 para poder atender una emergencia a las 12:00. ¿OK?
–¡OK doctor!

Se dirigieron al comedor, Lovinski, Mastersson; tomaron contundente refrigerio para encaminarse luego a “G D Surgery” (División Cirugía General).

Precedentes, experiencias y poderosas conecciones, permitían a Mastersson no solicitar al personal administrativo, consultar; sino acceder directamente a los expedientes. Hizo eso una vez más.
Rosa Talavera, mexicana indocumentada, única paciente con tipo de sangre ORH Negativo, yacía en la cama 8 del “G D Surgery”.

Mostraba buen ánimo. Cuando Mastersson y Lovinski se apersonaron a ella, trató de decirles en su mal inglés: –¿podrían conseguir para mí un vaso de leche? ¡Tengo hambre!
–¡Imposible preciosa! Tengo que sedarte! –atajó el anestesiólogo! Le habló en perfecto español.
–¿Pero cómo? ¡Me ha dicho que tendré el alta dentro de unas horas!
–Así son estas cosas nena! Todo depende!
–¿Depende de qué?
–De las cotizaciones!
El estrés del intenso trabajo hacía, a veces, desvariar a Mastersson. O talvez se permitía bromas macabras.
–¿De las qué?
Dos cosas impulsaban a Rosa reclamar osadamente: el miedo a caer en manos de la Policía Migratoria, y la preocupación por tres hijos menores de edad que la esperaban en algún lugar sin poder visitarla.
–¡Oye mi amor! –volvió ala carga Mastersson mientras preparaba el brazo a la aguja hipodérmica y Miller colocaba un recipiente de suero en un colgador–, ¿quién sabe más; los médicos que me envían, o tú, que tendrás que exponerte a venir de nuevo en cuanto sufras una recaída?

Tales palabras vencieron la resistencia de la mexicana. Ya sedada fue conducida en su cama al departamento “T Surgery” (cirugía de trasplantes).

Vinieron a incidir dos factores o variables fortuitas que cambiaron radicalmente el rumbo de los acontecimientos.
Uno: el jefe de la División General, no vio nada de malo en autorizar al profesor cirujano Walter Cannon y su grupo de alumnos, a presenciar el procedimiento de extirpación múltiple en una paciente que acababa de ingresar al quirófano ST4 con diagnóstico de muerte cerebral.

Dos: cierta desconocida incongruencia entre la concentración del sedante utilizado y el peso de la paciente resultó en que, mientras los doctores Stanley, Miller y Thitcher se preparaban para llevar a cabo la múltiple intervención, la yaciente comenzó a abrir los ojos desmesuradamente.
–No hay muerte cerebral, o es una muerte muy parcial –apuntó el doctor Cannon, con suficiente agudeza para que oyesen sus alumnos y el personal que procedería.

A lo dicho por el profesor, comenzó el supuesto cadáver a cerrar y abrir los puños de ambas manos y a mover espasmódicamente los dedos de los pies. Abrió la boca, sacó la lengua y de su garganta salió una suerte de grito gutural.

Sin esperar el criterio de los cirujanos titulares, instruyó a sus alumnos, el doctor Walter Cannon, a que le ayudasen inmediatamente a conectar el registrador de signos vitales al cuerpo de la yaciente.

El aparato mostró las funciones cardíaca y respiratoria, muy debilitadas pero no cesadas.

El revuelo cundió más allá de el departamento TS. Como un tsunami trascendió hasta cubrir lo ancho del G D Surgery; las instalaciones hospitalarias mismas.

Fue comprensible que una fulminante diarrea obligara, en mitad del escándalo, al doctor Stanley a refugiarse en el servicio sanitario más cercano. Sentado en el retrete manipulaba frenéticamente su celular.

Técnicamente hubiese sido posible demostrar que la señal emitida a esa hora desde uno de los retretes del departamento “T Surgery” del hospital fue recibida por otro BlackBerry ubicado en ese momento frente a las pantallas de la bolsa de valores y reenviada inmediatamente hacia otro aparato similar que yacía sobre la mesa de noche de la habitación 14, de uno de los numerosos hoteles de los alrededores del aeropuerto.

Hasta cierto punto existe la posibilidad, como muchos aseguran, que las leyes migratorias de Estados Unidos sean las más férreas e inflexibles del mundo. Se dice por fuentes no fidedignas que meses después de repatriada a su país de origen junto a sus tres hijos, afectada de crónica depresión, producto de la sedación extrema de que fue objeto; y viéndose impedida de alguna compensación a causa de su condición de ilegal, Rosa Talavera optó por suicidarse, el propio día de su cumpleaños número 41.

Veinticuatro meses depués de tal quirúrgico drama, Stanley, Miller, Thitcher, Mastersson y Lovinski fueron liberados de cargos por un tribunal estatal al comprobarse que no hubo mala práxis, mucho menos malicia en lo actuado por los acusados; que todo se debió a un error de expediente.

Mycke Adams periodista de New América, se acogió sin embargo a la hipótesis que presume la existencia de un fuerte incentivo financiero para declarar ciertas personas ‘médicamente muertas. Se basaba en tres sorprendentes corazonadas resultantes de sus propias indagaciones.

Uno. El código “AS”, entre pocas alternativas puede ser abreviatura de “to abandon the scene” (abandonar la escena).
Dos. El método decodificador utilizado por Adams revela que la más aproximada interpretación del código “All pack (ORH-) X 3×10 [6]”, es : “tres millones por todo el paquete ORH Negativo. La expresión utilizada “todo el paquete” coincide con el hecho que los cirujanos del caso preparaban la extirpación múltiple; es decir a retirar de ese cuerpo, absolutamente todos los órganos trasplantables.

Tres. Poco menos de una hora después de que a Stanley fuese víctima de la diarrea, el jet privado FL-2000A comenzó a rodar sobre la pista XLC-05 que le fue habilitada por la torre de control.

Lobo Pardo




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