Arkiv för augusti, 2012

31
Aug
12

El haragán y el mezquino, o la segunda paliza

EL SALVADOR

El falso orgullo, la vana gloria, la ruindad del alma nos lanzan a la haraganería y a la mezquindad; que es lo mismo decir, nos lanzan a la ineptitud, a la inutilidad, a la mediocridad.
Y los individuos, mediocres, ineptos, inútiles se ven obligados a repetir dos o más veces la misma tarea. He de aquí el refrán: “El haragán y el mezquino se obligan a andar dos veces el mismo camino”. O más de dos veces, habría que agregar.

Pues bien, la solución a la crisis institucional generada por el bloque derechista liderado por el fmln, en su inoficioso afán de manosear a su placer el orden interno de el máximo órgano judicial de El Salvador, se saldó como la ley manda: acatar las sentencias de la Sala de lo Constitucional, puesto que su carácter inapelable, hace de esas sentencias, de obligado cumplimiento para todo salvadoreño, independientemente de su condición político social, o cargo público que desempeñe.
Ni siquiera el presidente de la república está excento de acatar tales fallos.

Y sin embargo a pesar de los enormes costos morales, económicos y de credibilidad institucional que El Salvador cosechó durante todo lo que duró la crisis y la casi veintena de reuniones de los partidos políticos con representación parlamentaria, que se dieron en Casa Presidencial para llegar a la conclusión de la inevitabilidad de acatar los fallos de la Sala de lo Constitucional, el bloque derechista liderado por Sigfrido Reyes y Francisco Merino, tal y como el maldito Sísifo, se han colocado una vez más en el punto de partida.

Están dispuestos los antes enemigos hoy hermanos uña y carne, a desacatar el fallo de la Sala que sentenció en su momento, una nueva elección para el cargo de Fiscal General de la República.

Desatan con ello, Reyes, Merino y el resto del bloque derechista, una segunda crisis institucional de grandes costos en El Salvador.

Los salvadoreños observadores del acontecer político de nuestro país, creíamos haber visto en la solución de la primer crisis institucional, que el bloque parlamentario liderado por Sigfrido Reyes y Francisco Merino, había aprendido la lección de que en materia de Carta Magna, la última palabra la tiene la Sala de lo Constitucional de la CSJ.

Y muy a pesar que Sigfrido Reyes (de quien no pocos ven en él la caricatura de Alexander Lukashenko), y Merino (alcohólico compulsivo de instintos homicidas), han dejado de ver en la solución de la primera crisis, ni ganadores, ni perdedores; en la práctica, sin embargo, el hecho que hayan fracasado estrepitosamente en su principal objetivo de alterar la composición de la Sala de lo Constitucional, significa una verdadera paliza política para ellos.

En suma. El haragán y el mezquino, émulos de Sísifo, se preparan para recorrer por segunda vez el mismo camino. Es decir, van en pos de su segunda paliza política, en materia constitucional.

Ahmed Goliath

28
Aug
12

El Capellán

(EN EL CUARENTA ANIVERSARIO DE LA MÁSACRE DE TRELEW)

Según lo afirmado por destacados investigadores, es impropio atribuir a ciertas primitivas tribus germánicas, la invención de dotar de carácter religioso al instinto nacionalista. Ya lo hacían los romanos; antes de los romanos, los imperios que le antecedieron; y después de los romanos, los aztecas y los emperadores del Tahuantinsuyo.
Lo que sí puede atribuírse a esas tribus es la contemporanización de la mística nacionalista, agregándole actos de pedofilia, bestialismo, y otros ritos sexuales tendientes a demostrar que la cópula con perros policías, el orgasmo, como la fecundación y el alumbramiento de bebés en los límites de la tortura y los umbrales de la muerte, inducen al arrepentimiento, y llenan de humildad el espíritu de los que sobreviven para contarlo.

Debe atribuirse no a otra cosa que a un caso fortuito, el que haya habido un Germansson (asesor militar) en El Salvador, ofreciendo caramelos a los escolares que pasaban frente a su casa, como paso previo para adentrarles al misticismo de la pedofilia ritual, a la sombra de las cruces gamadas que decoraban su dormitorio; como caso fortuito es que pocos años después hubo un von Wernich (párroco y capellán de la policía bonarense), redimiendo almas al borde de locuras y muertes, por él mismo provocadas, entre otras formas, ejerciendo la ginecología experimental, trayendo al mundo y bautizando recién nacidos, para luego separarlos de la madre, en las cárceles clandestinas de el régimen de los generales.

La no pertenencia a un plan preestablecido, lo fortuito de estos casos queda confirmado en que nunca se encontró vínculo directo entre Germansson y von Wernich, y de ninguno de éstos, con los líderes de Colonia Dignidad en las afueras de Santiago de Chile, ni con los redentores de niños de la calle que actúan en Tailandia, Laos y Guatemala.

El único vinculo que se pudo establecer de el párroco von Wernich con Aribert Heim, fue una apología en verso compuesta por Wernich en honor al ”carnicero de Mauthausen”, que guardaba el capellán entre las páginas de El Viejo Testamento”. Tampoco se pudo establecer vinculación concreta entre el capellán de la policía bonarense, con los ”ángeles de la muerte”, aunque sí una suerte de vinculación espiritual, en el hecho que tanto von Wernich como Alfredo Astiz tenían como libro de cabecera, las anotaciones médicas de Josef Mengele, inventor de la cirugía mayor sin anestesia, como método de interrogatorio.

Hay entre aquellos destacados investigadores, algunos que opinan que tampoco lo agregado al ritual nacionalista por Wernich, Heim, Mengele o Astiz, es invento de las antesdichas tribus, lo cual se demuestra en que algunas de sus víctimas, fueron capaces de revivir antiguas doctrinas equivalentes, iguales métodos con simbología y ritos propios, para imponer su particular nacionalismo, en perjuicio de la tradición y comercializar su aplicación política a muchos gobiernos alrededor del mundo.
Estos otros investigadores postulan, que la aportación de las tribus mencionadas, está en haber redimensionado el ritual de la doctrina nacionalista, que languidecía obnubilada por el auge de los regímenes napoleónicos, para que esa doctrina no fuese a perder su carácter dual: político religioso, o de religiosidad de la política (el orden de los factores no tiene porqué alterar la naturaleza del producto).

Esta labor redimensionante tampoco tiene porqué estar exenta de humor.

Restar peso al drama, en beneficio del humor, es la intención de von Wernich, cuando se permite introducir la mano derecha bajo la camiseta de Luis Velasco, esposado y extenuado después de una sesión de tortura. Le acaricia seductoramente los pezones. En la izquierda, el capellán sostiene una biblia y un rosario. Dice con voz dulzona: –pobrecillo de tí! Te ha quemado, absolutamente todos los pelitos del pecho la picana… –Acerca sus labios al oido de Velazco y le susurra dramáticamente–: confiesa tu culpa! Denuncia lo que sabes, y serás perdonado!

El dramatismo del capellán, sin embargo ganaba todo terreno al humor. A las puertas de la locura Néstor Buzzi se arrodilla ante él con las manos esposadas hacia atrás, baja humildemente la cabeza suplicándole: –padre! Soy inocente! Interceda usted para que no me maten!–. Toma la biblia con ambas manos, la coloca sobre la cabeza inclinada de Buzzi. El capellán responde solemnemente: –de cierto, de cierto os digo…, que la vida de los hombres, como la tuya propia, la decide Dios y tu colaboración con las autoridades.
Da media vuelta von Wernich y sigue de largo con ceremoniales pasos muy bien estudiados.

Dos alumnos de policía llegan con sendos recipientes colmados con las sobras del comedor de los agentes. Es la hora del almuerzo para los presos políticos. En esas sobras se pueden encontrar desde huezos completamente mondados, semillas y cáscaras de avocado, hasta colillas de cigarros y escupitajos.

Cinco centros de detención tuvo a su cargo von Wernich.

Dirigiéndose hacia la calle, a continuar el periplo diario por esos cinco centros llamados en clave castrense, Cicuito Camps, en la puerta de la comisaría se encuentra con Elena Taybo. Ella le pide ayuda para conocer la situación de su hijo ahí recluído. El capellán preguntó a Elena cuántos hijos más tenía. –Cinco –respondió ella. Urgido como iba hizo un brevísimo alto para relatar a Elena una apretada versión de la fábula de la cabrita que ha perdido a uno de sus cabritos. Deja la cabrita en el redil a sus hijitos y sale a buscar al perdido. No lo encuentra, y al regresar encuentra el redil vacío. En su ausencia, los lobos han devorado a todos. –Moraleja –le dice, para terminar, el capellán–: devuélvete a tu casa, no vaya a ser que los pierdas a todos.

Al siguiente día no se entretiene mucho en el Circuito Camps. Pasa fugazmente entre los reclusos repartiendo consejos. “Los masajes son buenos después de la picana! A la falta de antibióticos, buenos son los orines en las heridas! El Estado es por la voluntad de Dios! Habeis aprendido la lección? Habeis obrado en contra de la obra del señor! Arrepentíos! El final está muy cerca de vosotros! Hasta mañana! Quedad con mi bendición!”
Mientras se encamina hacia la salida del recinto, se prepara para pasar frente a la celda de castigo, donde se hacinan los que han rechazado su consuelo espiritual.

Siempre que pasa frente a las rejas de esa celda, apretuja con ambas manos el libro de las escrituras y el rosario contra su pecho, camina solemne y pausadamente, inclina la cabeza hacia el suelo, cierra los ojos y se le oye murmurar con vehemencia: –malditos! Perded toda esperanza!

Esa semana sin embargo la dedicó, no al circuito, sino a contactar a los familiares de siete jóvenes estudiantes, de ambos sexos, para los cuales había un plan. Por haber obtenido de ellos cierto grado de colaboración, se les gestionaría pasaporte y exilio, con financiamiento a cargo de sus familiares. Cuando el último centavo exigido a esas familias estuvo en manos del capellán von Wernich, se ocupó personalmente de tramitar los siete pasaportes, pero en cada uno de los documentos, en el espacio donde irían las fotografías de los titulares (los siete chicos), se colocó la fotografía de un agente de la policía secreta.

Lo que sucedió en horas de la noche, ese día que los pasaportes estuvieron listos, años despúés que los hechos se transforman en difusos recuerdos, relata el ex agente de policía, Julio Emmed:

“Conducíamos a los siete en una camioneta de la brigada. Como se les había prometido exilio, al notar que no íbamos rumbo al aeropuerto comenzaron a hacer muchas preguntas. Para callarlos, von Wernich les conminó: –silencio! No interrumpais! Estoy rezando por vuestras almas!–. Entonces cundió la rebelión entre ellos, y como no queríamos disparos los atacamos con las cachas de las pistolas y las culatas de los fusiles. Fue una sangría! El interior de la camioneta quedó absolutamente teñido de sangre. Debo decir que nunca estuvimos en peligro de perder el control de la situación, porque ellos estaban esposados, y al final fueron reducidos. Todos ellos habían perdido el sentido. En un descampado de las afueras de Buenos Aires, los bajamos de la camioneta y les tiramos al pasto boca arriba. El médico que nos acompañaba aplicaba a cada uno de ellos la inyección de un líquido rojizo directamente en el pecho a la altura de el corazón. Al notar extenuado al médico, el capellán von Wernich se ofreció voluntariamente a ayudarlo y aplicó la inyección a los últimos dos que restaban. Volvimos a cargar los ya cadáveres a la camioneta y nos fuimos a entregarlos a otro personal que nos esperaba en Avellaneda.
Luego de eso nos dirigimos a la jefatura de la policía donde nos esperaba el Comisario General, quien nos invitó a bañarnos y a cambiarnos de ropa, porque estábamos, como carniceros, con sangre hasta en las pestañas.

Antes que nuestro grupo de tarea partiera a descansar, nos reunió el capellán von Wernich, en una improvisada capilla al interior del recinto, nos leyó unos pasajes del viejo testamento, nos arengó diciendo que nuestras tareas eran necesarias, bienaventuradas y benditas, porque estábamos salvando al Estado y a la patria que son obras de Dios. Tomó la biblia y el rosario con su mano izquierda, con la derecha trazó ante nosotros una gran cruz en el aire y nos dijo muy emocionado: –recibid en lo más profundo de vuestros esforzados corazones, la bendición de Dios todopoderoso! Podeis ir en paz!– Entonces salimos a la calle y fuimos a beber unas cañas, para relajarnos, en el estanco donde solíamos hacerlo”.

Lobo Pardo

24
Aug
12

Los grandes perdedores de un conflicto inútil

EL SALVADOR

La Asamblea legislativa ha elegido por segunda vez a las generaciones 2006, 2012 de magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Con ello se da cumplimiento a fallos de la Sala de lo Constitucional de la CSJ, que así lo ordenaban.

Para que se cumplieran los respecivos fallos de la Sala, hubieron, los parlamentarios salvadoreños, de sumir en el caos a la CSJ, por largas semanas en las que, Ovidio Bonilla, falso presidente de la CSJ, nombrado fraudulentamente por la Asamblea Legislativa, al frente de una turba de supuestos sindicalistas llegaron a asaltar las instalaciones y violentar puertas de salas y despachos de la Corte, para que el falso presidente pudiera posecionarse de las oficinas, que según los asaltantes, le pertenecían.

Al inicio de la crisis, todos los partidos con representación parlamentaria, reclamaron la destitución de cuatro de los cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional, descontentos porque estos cuatro magistrados decidieron sentar el precedente de actuar con verdadera independencia de los partidos políticos, tal y como lo manda la Constitución de la República.

La actitud de los magistrados fue vista como una afrenta por los políticos, acostumbrados a, contrariamente a lo que manda la Carta Magna, hacer de la CSJ, marioneta a su servicio.

Los parlamentarios de la derechista Arena, se dieron cuenta del error que significa oponerse a los fallos del órgano al que la ley fundamental otorga la máxima autoridad en materia de interpretar la Constitución, y desistieron de oponerse a las resoluciones de la susodicha Sala. La razón aparente estriba en que la bancada arenera está empeñada en lavar la imagen de su ominoso pasado, y de renovarse como partido.

Por el contrario, el fmln que recién comienza a saborear las mieles de las arbitariedades del poder político, se alió al resto de partidos de derecha, liderando de este modo una pretendida lucha por remover de sus cargos a los magistrados de la Sala de lo Constitucional, empeño en el que llegaron incluso, a agenciarse la complicidad de la supuesta Corte Centroamericana de Justicia, de la cual, únicamente tres países participan, de los siete que geográficamente forman el istmo centroamericano.

Los parlamentarios salvadoreños elevaron el caso a la CCJ, organismo tan fantasma e inoperante como el Parlamento Centroamericano, sin ninguna competencia sobre litigios de constitucionalidad de los países miembros.

Tanto la CCJ como el Parlacen son remedos de integración regional, una suerte de asilo de lujo para políticos y juristas fracasados. Y sin embargo la CCJ aceptó en tiempo record conocer el caso, y en tiempo record falló declarando inaplicables los fallos de la Sala de lo Constitucional de la CSJ de El Salvador.

¡Inaudita ingerencia en asuntos internos!

Intentaban de seguro, justificar, los pretendidos magistrados con jurisdicción regional, la sinecura (poco trabajo y oneroso salario), en que viven de la manera más desvergonzada, como lo hacen los supuestos diputados del Parlacen.

En el absurdo bregar en contra de los magistrados de la Sala de lo Constitucional, promueve el fmln una comisión parlamentaria, con el objeto de investigar presuntas ilegalidades con que los magistrados de esa Sala llegaron a ocupar sus puestos. Esta comisión declara ilegales las magistraturas desempeñadas por dichos juristas. El efemelenista Sigfrido Reyes, presidente del parlamento unicameral, asegura que las conclusiones a que llegó esta comisión parlamentaria es un triunfo de la moral y la ética, a pesar que tal comisión está dirigida por un diputado de notoria conducta viciada, cuya moral cualquier salvadoreño tiene el derecho de poner en duda.

¡Cosas veredes Sancho Amigo!

En cierta ocasión, el diputado en mención, en estado de ebriedad, intentó la muerte de una agente de policía, haciendo uso de un arma de fuego. La agente resultó con heridas de cierta gravedad. Sólo la impunidad que se vive en este país, y de la cual ahora es cómplice el fmln, ha permitido que dicho diputado continúe ocupando un curul en el parlamento.

El último capítulo de el conflicto que nos ocupa se salda con que luego de un arduo período de negociaciones entre los partidos con representación parlamentaria. Arena y Cambio Democrático, por un lado; fmln, Gana, Cn y Pes, por el otro, se ve obligado el parlamento salvadoreño a elegir por segunda vez a las generaciones de magistrados correspondientes a 2006 y 2012, tal como fallaron en su momento los magistrados de la Sala de lo Constitucional, a los cuales la alianza derechista liderada por el fmln, trató infuctuosamente de remover de sus cargos.

¿Quiénes son entonces los perdedores al final de este inutil conflicto, en el cual, según el presidente del parlamento salvadoreño, todos salimos ganando?

Al menos hay tres grandes perdedores.

El primer gran perdedor es la dudosa Corte Centroamericana de Justicia, pues la problemática se resuelve en el marco de lo fallado por la Sala de lo Constitucional salvadoreña, fallos que la CCJ consideró inaplicables (inválidos).

En otras palabras lo fallado por la CCJ no tiene ningún valor, fue dejado a un lado por los protagonistas del conflicto interno de El Salvador. Fue obviado lo fallado por la CCJ, aún por aquellos que recurrieron a esa dudosa “institución centroamericana”, para que interviniera en asuntos que competen únicamente a los salvadoreños. Es decir la CCJ salió más desprestigiada de lo que está, con menor credibilidad y moral para intervenir en asuntos internos de los países centroamericanos.

El otro gran perdedor es el falso presidente de la CSJ de El Salvador, quien, a pesar que los acuerdos interpartidarios le conceden una magistratura al interior de la CSJ, ya no podrá, el resto de su vida profesional, desligarse de la imagen de títere de su propio partido político; de usurpador de competencias de un presidente de CSJ (llegó a firmar documentos y a apropiarse de correspondencia dirigida al presidente de la máxima institución del Poder Judicial). No se podrá desligar, Ovidio Bonilla, de su fama de vándalo violentador de el recinto de la CSJ.
Por todo lo actuado por Bonilla, en obediencia a la cúpula de su partido fmln, hay un expediente abierto en la Fiscalía General de la República.

El tercer gran perdedor es la institucionalidad del Estado, en particular la Corte Suprema de Justicia, en cuanto a que, consecuencia del acuerdo interpartidario, que permitió conceder una magistratura y la presidencia de la Corte a dos declarados militantes de un partido político (fmln), renuncia el supremo organismo judicial a la independencia y parcialidad, ideológica, que la Constitución de la república exige a los magistrados de esa alta institución.

Ah! Me olvidaba! Hay un cuarto gran perdedor; el de siempre: el pueblo honrado y trabajador, quien tendrá que cargar con los costos de una institucionalidad moralmente más deteriorada, y con los costos económicos causados por el inoficioso conflicto que nos ocupa, desatado por la corrupción de la política.

Pablo Perz

19
Aug
12

El ciclo

En aquel tiempo, cuando los dioses culminaron las estructuras oligopólicas, se formaron los océanos finacieros en donde los peces que nadaban en él eran hombres.

Necesitados de guerra, los oligopolios, para prosperar, desataron con los vientos el conflicto bélico. Las guerras necesitan liquidez para su cometido; entonces los dioses echaron al océano anzuelos cebados con una carnada infalible: hipotecas  para adquirir vivienda propia, y una bajada general de los tipos de interés.

Nunca hubo excepciónes en aquella regla de oro: había que incentivar el consumo, y el crédito!

”De alto riesgo”, nominaron esas hipotecas por estar orientadas a clientes de limitada capacidad de pago, los cuales tienen el común denominador de, en el momento menos pensado, incumplir  los términos contractuados.

Los peces de escasa solvencia, que medran en el océano de los dioses reacios a las experiencias; ávidos de un techo seguro, mordieron el anzuelo, aceptaron los gravámenes y cláusulas ofrecidas por los habitantes del Olimpo financiero.

En el sueño, Pedro Martínez tenía dos empleos. En un restaurante trabajaba de mesero, en otro de cocinero. Para qué quería más, si en un mes en Estados Unidos ganaba lo que en El Salvador en un año?

 No había desmedida en la ambición de Martínez. El explicó al enviado de los dioses (llegado a él en la forma de corredor de bienes),  que sólo anhelaba un apartamento sencillo, de acuerdo a sus ingresos. El enviado, ungido con el don de la paciencia, se tomó el tiempo necesario para convencerle que sus cualidades le dotaban para adquirir, no un sencillo apartamento, sino una verdadera mansión. Que triplicase o cuadruplicase el valor de un apartamento, no era ningún obstáculo para el genio que habita el interior de la lámpara del sueño americano 

Innumerables eran los hombres y mujeres que amortizaban a hipotecas de alto riesgo, toda la liquidez que para ellos era posible.

La guerra se prolongó más allá de lo que era prudente; los dioses se vieron en la necesidad de un mayor y más urgente volumen de divisas. Esto sólo podría generarse exigiendo mayor rendimiento, a todo tipo de hipotecas, y todo tipo de préstamos.

Entonces dijeron ellos: –necesario es elevar los tipos de interés, unos cuantos grados porcentuales! –Y así lo hicieron.

Alzada de ese modo la renta general, todo tipo de obligaciones arrojaron mayor liquidez al sistema; con la excepción de las hipotecas de alto riesgo, dada la limitada capacidad de pago de sus abonantes.

Pedro Martínez recibió de la financiera, la primera notificación que los intereses hipotecarios aumentaban substancialmente. Inmediatamente vió rebasada su capacidad de pago.

Lo de él no era deseo!. El ya vivía el sueño americano. ¿Acaso en su casa, no habían, al crédito, todas las comodidades posibles?: televisor pantalla gigante y plana, banda ancha con quemador DVD, consola de videojuegos, consola de sonido, hemeroteca musical y fílmica (tan vasta omo la hemeroteca municipal, aunque insustancial y caótica), muebles de cuero en la sala de estar, muebles de mimbre bajo techo en el jardín; un pick up de trabajo y una camioneta todoterreno en el garage…

Pedro Martínez se hace llamar ”el salvatrucho”, porque él es un salvadoreño vivaracho, que sabe de economía, y no se deja majear, ni siquiera por las financieras. En su plan de defensa, cuando se dió la primera alza de intereses, adoptó el método de retrasar un mes la renta de la casa. Le parecía muy buena la estrategia de, en dos meses juntar el pago de un mes. Pocos meses después se vió obligado a retrasar la amortización dos meses, porque el atraso de un mes le condujo a la duplicación de los intereses a pagar, además de pagar recargo por el atraso mismo, y por la notificación mensual del atraso.

Antes que la acumulación de mayores intereses, y mayores recargos le obligasen a retrasar las amortizaciones por tres meses, ideó el salvatrucho, retrasar un mes otros pagos pesados. Comenzó por lo correspondiente a lo que consideraba menos vital: los muebles de jardín.

Semejante a un caballo salvaje, para que active el incentivo, necesario es sujetar las riendas a la guerra con firmeza, para que no se desboque y escape al control de su jinete. Sin embargo volvíase caótica la conflagración. Habían signos visibles que daban a entender que los dioses perdían la perspectiva. Ninguno de ellos daba muestras de saber cuál era el objetivo estratégico. Cuál era el exacto momento de cantar victoria e invocar la paz, antes que el conflicto comenzara a volverse en contra de las bases de sus propias estructuras. En consecuencia, se volvió necesaria una mayor liquidez, y los  tipos de interés vovieron a subir.

Obligó la coyuntura a Pedro Martínez, ir más allá del retraso a la suspensión de pagos. Un par de meses bastaron para que ulteriormente trascendiera de la suspensión al embargo. El tiempo que necesitó para poner en orden todos sus asuntos, le obligó a abandonar uno de sus dos empleos.

Desató toda su fuerza el tsunami económico. Se volvió taciturno, huraño, desconfiado, irasciblemente nihilista, Pedro Martínez.

Mas no todo fue cruel desengaño en aquel sueño. El mismo corredor de bienes que le atendía, ayudó a a Martínez a encontrar un cuartucho, insalubre pero barato, no muy lejos de su lugar de trabajo; ayudándole además, sin costo alguno, a trasladar las escasas pertenencias que conservó, a su nueva vivienda.

 En el transcurso de pocos meses. Todas las viviendas embargadas por el sistema, fueron restauradas por las financieras y puestas de nuevo a la venta, con precios muy atractivos para gentes de limitada capacidad de pago, y a muy bajos intereses.

 El corredor de bienes volvió a visitar a Pedro Martínez a fin de proponer un nuevo crédito. Este se quejó diciendo: –pasé quince años de mi vida trabajando para enriquecer a la finaciera, y he terminado en la ruina!

 Su interlocutor contestó: –desde tiempos inmemoriales, la economía continúa comportándose de la misma manera: al alto período de las vacas gordas, sucede el bajo período de las vacas flacas. Todos lo acontecido se resume en el cierre de un ciclo, a la vez que el inicio de otro ciclo natural de la economía.

Tú, Pedro Martínez! Eres joven! Eres parte del sueño! Debes intentarlo de nuevo! Vamos! No te dejes vencer!

 Lobo Pardo

10
Aug
12

El Salvador. Víctima de pandillas, oligarquías y políticos corruptos

Lo que tenía que pasar ya está pasando: el repunte del accionar pandillero, sobre todo en las actividades criminales que los delincuentes organizados prometieron a Fabio Colindres y Raul Mijango, suspender o disminuir.

Se están recrudeciendo los asaltos con armas de fuego al interior de los autobuses; el asesinato de motoristas del transporte público, de estudiantes y policías; el asedio a centros educativos; las extorciones a personas particulares; a las empresas pequeñas y medianas.

Todo salvadoreño con dos dedos de frente, jamás debería de creer a pie juntillas en la mentada tregua pandillera. En primer lugar porque ellos, pandilleros, prometieron dejar de matarse entre sí; pero nunca se atrevieron a prometer dejar de victimizar y de matar a los salvadoreños pobres, emprendedores, humildes y honrados.

Lo anterior nos permite colegir que hay en el trasfondo de la famosa intermediación Colindres-Mijango, entre el Estado y los jefes pandilleros, dos razones de peso para los favorecedores de tal iniciativa. La primera de ellas es que los políticos tienden a alienar al pueblo pobre, en cuanto el verdadero origen de los males que le afectan. En este caso, el binomio Colindres-Mijango, cree y predica que la solución a los altos niveles de criminalidad, en nuestro país, está en aliviar en gran medida el régimen de reclusión de los jefes pandilleros, y en la promesa que tales agrupaciones cesarán de agredirse mutuamente.

A decir verdad no es muy importante para los millones de salvadoreños victimizados, que las pandillas dejen de matarse entre ellas; lo verdaderamente importante es que tales agrupaciones criminales cesen de matar y arruinar económicamente al pueblo salvadoreño.

La labor Colindres-Mijango pues, resulta en desviar la atención, en cuanto a que el problema de la delincuencia es un problema social y estructural; y que no depende de la buena voluntad de los jefes pandilleros; sino que depende más de las sucesivas malas gestiones de los políticos que nos gobiernan.

El quid de delincuencia y pandillas en El Salvador está en la falta de oportunidades de desarrollo para la juventud. En este punto, es necesario depositar la responsabilidad en el Estado y la clase dirigente de nuestro país; totalmente en las antípodas de lo que sugieren Colindres – Mijango: depositar tal responsabilidad en la sociedad salvadoreña. “La sociedad salvadoreña debe corrresponder al buen gesto de las pandillas”, dicen.

En nuestro país, referirse a la sociedad, en general, se alude más que todo a la inmensa mayoría de salvadoreños; y la inmensa mayoría de salvadoreños somos gentes pobres, víctimas y no victimarios de los pandilleros.

Victimarios de los pandilleros, en estricto, son el Estado, la clase dirigente, las autoridades estatales y políticos, corruptos.

Necesario es retomar el debate desde el punto de vista de el verdadero orígen de la delincuencia y violencia pandillera en nuestro país. Caeremos así en la cuenta que la responsabilidad de el caos de criminalidad que vivimos, cae por su peso en manos de los políticos y funcionarios estatales que utilizan la política para enriquecerse, y no para servir al pueblo; y en las manos de la gran empresa cuya cultura es de negarse a pagar impuestos; todo lo cual le resta ingentes recursos a la nación salvadoreña para procurar la integración de la juventud al concierto social, cultural y productivo.

En consecuencia, cada día decenas de jóvenes de ambos sexos son captados por las agrupaciones delincuenciales.

La segunda razón de peso para que se haya dado tanto pábilo a la mentada tregua pandillera es la razón electorera.

En particular el actual ministro de seguridad y justicia, David Munguía Payés, y el bloque conformado por fmln, Gana, Cn y Pes, pretenden llegar a las elecciones presidenciales de 2014 con la flamante carta de presentación de que son ellos los artífices de la drástica disminución de muertes violentas en El Salvador.

Eso sí, eluden referir que son las muertes que se causan las pandillas entre sí, las que han disminuido; y que sin embargo el daño y las muertes que causan las pandillas al salvadoreño de a pie, siguen su curso normal, sin que Colindres, Mijango, Payés; o fmln, Gana, Cn y Pes, se preocupen por ello. Desde luego, mucho menos preocupación al respecto hay en Arena.

Muchas son las causas de la indiferencia de la clase dirigente en cuanto a enfrentar de raíz el problema pandillero. Una de éstas es que tales agrupaciones carecen de la capacidad de atacar a los que viven las veinticuatro horas del día, rodeados de guardaespaldas, armados hasta los dientes, que les acompañan y protegen hasta la hora y en el lugar de evacuar los intestinos.

La problemática para el pueblo pobre de El Salvador es más compleja de lo que parece; pues otra de las causas de la inoperancia estatal frente a la operatividad delincuencial es que, como los mismos jefes pandilleros declaran en las entrevistas que conceden, la inseguridad es un floreciente negocio para oligarquías y políticos que se ocupan de vender armas y servicios armados de seguridad. Este fenómeno hace que tales oligarquías y políticos no están interesados, en absoluto, en que la violencia pandilleril y delincuencial en general termine o disminuya. Y para oligarquías y políticos, por un lado; y pandillas por el otro, antes que atacarse mutuamente, es más fácil y seguro para ambos, victimizar y explotar al pueblo pobre, honrado, humilde y trabajador.

Matla Xochitl

05
Aug
12

El otro dios de los simios

Antes del principio del tiempo
y al final del tiempo
sólo existe la materia,
la materia densa y la materia leve.

La materia es dios.
El vacío no existe jamás.

La materia leve es el crisol
donde la materia densa, entre sí, choca;
y de esta colisión surge el fuego.

De la cópula del fuego y la materia
nace la piedra y nace el agua.

El agua duerme su líquido sueño
tendida sobre su cama de piedra;
y como duerme desnuda
víene hacia ella el fuego y la copula.

De el ígneo ímpetu del fuego
y la húmeda respuesta de el agua
nacen en el vitelio de el mar
lo anaerobio.

De la ardiente pasión
entre el fuego, el agua y su prole anaerobia
nace el aire, y después lo aerobio.
La prole aerobia se extendió
por los cuatro rumbos
para cubrir de verde
el alma pétrea del planeta.

Entre las innumerables ramas
del árbol aerobio
creció por fin
la rama de los simios.

En el simio
surge la conciencia,
surge el odio, el amor;
el pensamiento.
En el útero del pensamiento
nace el otro dios,
para usurpar el lugar de aquél otro,
y establecer su tiranía de clérigos
eternamente
–mientras exista el tiempo–,
en la mente de los simios.

Lobo Pardo




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